El domingo que culmina la semana que viene son las elecciones autonómicas y municipales.
Llevamos ya un tiempecito de «propaganda» y se están afinando cada vez más los mensajes.
Aquí en Cantabria, destacan los dos «grandes de España» como son el PP y el PSOE, así como el PRC de nuestro conocido Presidente Revilla.
Aunque los «pequeños» también quiere su parte del pastel, ya sea con algún concejal buscando tener voz y voto para sus ideas.
Pero… ¿cómo ve un ciudadano cualquiera toda esta publicidad?
Carteles, folletos, revistas, cuñas, gráficas, merchandising, y multitud de ideas para intentar convencer a un público que normalmente es de ideas fijas y que suele estar desencantado con la política.
La publicidad electoral es un gran reto.
Un ciudadano A compra la marca 1 y le gusta. Sin embargo, se le puede convencer para que pruebe la marca 2, dándole mejor precio, más comodidad, diferente producto, y muchas más opciones.
Sin embargo, si el ciudadano A vota al partido 1 de siempre, o tiene empatía por el candidato X del partido 2, buscar que cambie de mentalidad es muy complicado.
Por eso es un gran reto.
Porque se busca motivar a las personas, y hacer que participen más en el ámbito político. Los indecisos, la gente joven con ideas más volátiles, y las personas que quieren un cambio, sea de la forma que sea, son el principal target de estas campañas. Los militantes también deben hacer su labor de «comercial de mentes», con apoyo a mítines y diversos actos.
Y aunque parezca el cuento de siempre… la creatividad es clave.
Ser creativos en publicidad política es un plus. Llamar la atención, destacar y sobre todo, con ideas frescas, jóvenes y diferentes.
Todo se debe cuidar al detalle… al final sean 20 o 2000 votos, pueden decantar los cuatro años de un municipio o de una región, y eso los partidos lo saben, y buscan exprimir su presupuesto publicitario electoral al máximo.
Es un reto, sí, un reto creativo, que aunque difícil de medir, está ahí cada cuatro añitos.